¡Amigos Excursionautas! En las profundidades de Palenque, en el norte del estado mexicano de Chiapas, se alza una maravilla arqueológica que lleva a los visitantes a una fascinante travesía en el tiempo, la Zona Arqueológica de Palenque. En su interior yace la historia del legendario K’inich Janaab’ Pakal II, también conocido como Pakal “el Grande”, un gobernante maya cuyo reinado dejó una huella imborrable en la región.
Pakal II fue un gobernante excepcional, ascendiendo al poder a la edad de doce años en el año 615 y reinando durante 68 años, convirtiéndose así en uno de los gobernantes más longevos en la historia maya. Su ascenso al trono ocurrió en un período de dificultades para Palenque, y su gobierno trajo consigo una era de paz, productividad y grandeza.
Este líder visionario no solo gobernó con mano firme, sino que también impulsó el crecimiento arquitectónico y artístico en la región. Durante su mandato, se inició la construcción de monumentales estructuras, como el Templo del Olvidado, el Palacio, Los Subterráneos y la Casa del Cielo, todos testimonios de su legado y contribución a la riqueza cultural de la civilización maya.
Su legado trasciende más allá de la grandeza de sus logros políticos. Su tumba, descubierta en lo que hoy es el Templo de las Inscripciones, es conocida como la del “Señor de la Pirámide”. En su interior, se encontraron reliquias y representaciones que ilustran su viaje hacia el inframundo, como una cápsula que encarna la cosmovisión maya sobre la vida, la muerte y la trascendencia.
El sarcófago de Pakal, tallado con complejas inscripciones y relieves, narra la historia de su reinado y su viaje hacia el inframundo. Se representan los Nueve Señores de la Noche, quienes debían guiar al gobernante en su viaje. Esta simbología detalla un profundo entendimiento del cosmos y la vida espiritual de los mayas.
La lápida del sarcófago, monolítica y tallada con jeroglíficos mayas, presenta a Pakal emergiendo de las fauces del Sak B’aak Naah Chapaat, el Primer Ciempiés de los Huesos Blancos. El simbolismo en este arte refleja la visión maya del nacimiento, la muerte y el renacimiento como dios del maíz.
El árbol en la parte superior de la lápida, que divide los cuatro rumbos del cosmos, junto con las representaciones de dioses y símbolos sagrados, ofrece una ventana a la profundidad de la cosmovisión maya y su comprensión de la conexión entre el ser humano y el universo.
La cámara funeraria, donde se encuentran estos relieves y esculturas, es un verdadero testimonio de la riqueza cultural y el conocimiento ancestral de los mayas. Sus representaciones artísticas, religiosas y espirituales abren una puerta a un mundo de significados profundos y complejos.
La figura de Pakal II trasciende la historia y se sumerge en la mitología, siendo un ejemplo vivo de la grandeza y la profundidad de la civilización maya. Su legado no solo yace en las piedras y las inscripciones, sino en la comprensión y la conexión que su reinado proporciona a las generaciones posteriores.
El descubrimiento de su tumba y los detalles de su reinado continúan desafiando la comprensión convencional, llevándonos a un viaje no solo en el tiempo, sino también en el misterio de la cultura maya.
Palenque, con sus maravillas arqueológicas, es un faro que ilumina el legado de Pakal II y ofrece una ventana al asombroso mundo de una civilización antigua que sigue inspirando admiración y asombro en la actualidad.
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